domingo, 14 de junio de 2015

Recuerdos de la página ciento treinta y cuatro

Think of all the stories you could make up for this photo!  Very cool!
Me gusta pensar en ti los lunes por la tarde. Sobre todo cuando hace frío, me imagino que volvemos a la tierra que nos vio crecer, a los callejones que nos dieron cobijo en primavera, al mar que nos acompañaba las noches de luna llena, y a la farola de la esquina de tu calle empedrada, que nos alumbraba el alma las noches sin luna.
Me gusta pensar en ti tal y como te dejé marchar, para así tener de ti aquella eterna imagen del niño al que solía conocer, con el que solía soñar. Al fin y al cabo eras un niño despistado que me robó el entendimiento. Y eso lo puedo demostrar a cualquiera, tan despistado eras que te dejaste aquel libro tuyo de novela negra en el escritorio de mi cuarto, y yo, como la razón me la has robado y parece ser que aún la conservas, lo he dejado allí intacto, después de tantos años, con tu marcapáginas en blanco y negro señalando la página ciento treinta y cuatro.
Quizá me gustabas porque eras uno de esos hombres tristes, misteriosos que a las chicas resultan tan atrayentes. Sí, tal vez fuera por eso, por tu pasión por la fotografía o tu forma de suspirar. Tus prisas para llegar puntual a mi obra de teatro. Tu sosiego mientras te sentabas en la segunda fila, a la vez que nos mirábamos sin parpadear.
Será por eso que te dejé marchar. Porque no soportaba que alguien me obstruyera tanto. En el fondo bien sabías que yo era de esas chicas que prefieren tener el control sobre sí mismas, de las que prefieren que alguien le mantenga los pies en el suelo.
¡Y es que tu me hacías volar!

Alice

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